Pablo Castillo (Universidad de Barcelona)
El espacio temporal entre 1870 y 1920 fue un periodo en que varios países comenzaron, mientras que otros consolidaron, sus respectivos despegues económicos, mientras que Chile se retrasaba en términos comparados. Lo desconcertante de esta situación es que acontece en años que no fueron de escasez en lo presupuestario, sino que todo lo contrario. Las rentas monopólicas provistas por la industria salitrera se constituyeron en la principal fuente de ingresos del Estado.
La hipótesis de este trabajo reside en que el retraso económico de Chile estuvo relacionado con la incapacidad del país para transitar desde un régimen oligárquico hacia una sociedad más democrática en lo político y en lo económico. El control de la economía política doméstica por parte de la oligarquía facilitó el proveerse de normas y regulaciones lo más favorables posible; o al menos que no fueran en contra de sus intereses grupales.
Si de este escenario surgen las legislaciones y normas (instituciones) adoptadas por el país es razonable suponer que las regulaciones no habrían favorecido el mantenimiento del ritmo de crecimiento de las décadas anteriores. Por el contrario, creemos que la evidencia muestra que la selección institucional fue: a) más cercana a las normas excluyentes y no inclusivas, b) menos promotora de nuevos agentes económicos y políticos, c) menos dada a invertir dinero público en bienes públicos, como la educación.
Como se verá a lo largo de este trabajo, el gasto público destinado al orden público fue varias veces el asignado a la educación primaria, lo que deja de manifiesto cuál fue la prioridad del Estado una vez enfrentado a este dilema: se decidió mantener el orden público mediante la represión en vez de estimular el orden público vía elevación del capital humano y social del país, ayudando de esta forma a reducir la desigualdad.