Guillermo Vitelli (CONICET, Argentina)
Son múltiples los senderos para comprender la evolución del agro pampeano desde los tiempos de su inserción plena en los mercados mundiales de alimentos, ocurrida alrededor de la segunda mitad del siglo XIX. Quizás los más descriptivos sean los que se orientan hacia el cotejo con las naciones exitosas y competidoras en los mercados agropecuarios. Partiendo de esa metodología, un camino posible radica en el contraste del derrotero del agro pampeano frente a los sucesivos bloques tecnológicos que se gestaron e incorporaron en la agricultura mundial desde los comienzos del siglo XIX. Ese contrapunto gira sobre dos temáticas: una, de carácter global, detalla los cambiantes principios científicos y técnicos que se sucedieron y aplicaron en el mundo desde la primera revolución industrial, alterando las antiguas prácticas productivas del agro, y la otra, enfocando al plano local, deviene de la explicitación de la lógica económica de los agentes que promovieron o desalentaron sus introducciones en la pampa argentina.
No todo gran cambio tecnológico ligado a lo agropecuario, y difundido en el mundo, fue incorporado en el agro pampeano, o al menos no todos fueron introducidos de manera coincidente con los tiempos de sus aplicaciones en el agro mundial. Pero, hayan sido si-multáneas o no sus introducciones, todos los grandes cambios tecnológicos, corporizados en insumos, equipamientos y técnicas de producción, incidieron significativamente en la magnitud de los rendimientos que se lograron en el agro pampeano y también en sus nive-les de competitividad frente a las áreas que aplicaban las mejores prácticas productivas vigentes en el mundo.
Los distintos bloques tecnológicos pueden ser asimilados al concepto de paradigma tecnológico que conforma la idea, acertada, de un corte temporal notorio marcado por la difusión y el empleo, totalmente abarcativo, de una nueva concepción de “hacer las cosas”. Por su lógica, cada nuevo paradigma sustituye de manera más eficiente a las anterio-res concepciones productivas y altera las ventajas preexistentes, reduciéndolas y, con seguridad, gestando nuevas . Por eso, su presencia desagrega criterios de negocios diferentes. Es cierto que no se producen, repentinamente, revoluciones tecnológicas que alteran las maneras de hacer de modo inmediato. La historia de la ciencia demuestra que todo nuevo paradigma tecnológico no se gesta ni se incorpora en forma de salto concentrado en el tiempo. Su desarrollo y, más aún, su difusión, transitan largos períodos, donde coinciden de manera simultánea las nuevas formas productivas con las antiguas. Puede afirmarse igualmente, que la existencia de un nuevo paradigma tecnológico y su divulgación no implican necesariamente que se concrete de manera ineludible el empleo de las nuevas técnicas. Pueden no ser aplicadas.
Esa dualidad entre la aparición de un nuevo paradigma tecnológico y la predisposición y capacidad para ser incorporado en un ámbito geográfico concreto caracterizan, precisamente, la historia de todas las producciones agropecuarias y particularmente las del agro pampeano desde mediados del siglo XIX . Ese vínculo se concreta desde la relación, casi absoluta, que existe entre las capacidades de generación y adopción de las nuevas tecnologías con las características y componentes de las cadenas productivas que dominan en el agro en cada coyuntura.