Federico Traversa (ICP - UdelaR)
A lo largo del siglo XX, un grupo de democracias asentadas en las economías de mayor desarrollo económico relativo, exhibió altos niveles de participación electoral de sus ciudadanos, sin que esta intensa vida democrática afectara en ningún momento la estabilidad de sus instituciones. Por otro lado, otro grupo de democracias ubicadas en países de menor desarrollo económico comparado, estuvo caracterizado por una alta conflictividad distributiva, que derivó en frecuentes golpes de Estado y un deterioro general de la institucionalidad democrática, con baja participación electoral comparada y escaso respeto de los derechos sindicales.
En este trabajo se sostiene que este desigual desempeño institucional es consecuencia de dos estructuras sociales de acumulación capitalista (Kotz et. al.1994, Boyer 1997) diferentes y conectadas (Prebisch 1982). Por un lado la estructura social de acumulación propia de las economías capitalistas de mayor nivel de desarrollo tecnológico, caracterizada por patrones estables de expansión del producto y una mayor heterogeneidad de ingresos entre su masa trabajadora, que favorecieron la moderación de sus conflictos distributivos. Por otro lado la estructura de acumulación propia de las economías periféricas, caracterizada por su rezago tecnológico, frecuentes crisis económicas y una masa trabajadora pobre y homogénea en sus ingresos, factores que radicalizaron el conflicto distributivo y favorecieron la inestabilidad democrática.